Si has estado en República Dominicana hay una postal que te llevas grabada en la retina. La de un grupo de hombres jugando al dominó aprovechando la sombra que proyecta cualquier objeto que frene el fuerte sol caribeño.
Por eso sorprende ver a Rochener meditando frente un tablero de ajedrez. Concentrado a pesar de los húmedos 34 grados que ahogan al resto de los mortales.
Rochener es un apasionado del ajedrez, le encanta pasar horas combatiendo al oponente en este juego de compleja estrategia que requiere de concentración, capacidad de análisis y mucha paciencia.
Rochener es un joven dominicano de ascendencia haitiana, uno de los miles que tras la sentencia 168/13 del Tribunal Constitucional dominicano emitida en 2013 se quedó sin patria. El país en el que ha nacido y crecido decidió de pronto que ya no era de allí. Un contrasentido para una mente racional como la suya que en seguida se acercó a nosotros para tratar de entender qué es lo que estaba pasando.
Gracias a nuestro servicio de orientación y acompañamiento legal para haitianos de la zona de Azua se acogió a la ley 169/14 que abrió una ventana de oportunidad para aquellos ascendientes de haitianos que eran (anteriormente a la sentencia 168/13) dominicanos por nacimiento y que quedaron sin nacionalidad tras la famosa sentencia.
Podía acceder a un proceso de regularización que enmendara la injusticia que la famosa sentencia había cometido. Pero un “despiste” del oficial de la oficina de registros le ha mantenido en el limbo apátrida en el que se encuentra. El oficial le inscribió como haitiano inmigrante ilegal. A él que nunca ha emigrado, desde su nacimiento en la provincia de Azua ha vivido en su tierra: la República Dominicana y como dominicano se siente, vive y respira cada día.
El “despiste” del oficial no le ha permitido empezar la universidad. Alumno brillante en el bachillerato, al que orgullosamente representó en un campeonato nacional de ajedrez, ve truncada su ilusión por seguir estudiando.
Se encuentra en tierra de nadie. República Dominicana (su país de origen) no le reconoce como ciudadano y Haití (su país de ascendencia) no tiene conocimiento de su existencia ni le reconoce como nacional. Con 18 años recién cumplidos es un hombre sin país en pleno siglo XXI.
Llevamos meses con él deshaciendo el entuerto, en proceso de conseguir una carta de la saturada Gobernación que manifieste lo que NO es: un ciudadano haitiano ilegal en República Dominicana y así poder empezar de nuevo el proceso legal para reconocer lo que siempre ha sido: un dominicano con la piel un par de tonos más oscura.
Estamos seguros que Rochener lo conseguirá, a un buen jugador de ajedrez como él no le gana nadie a paciencia. Perderá todo este año sin poder acceder a la universidad, seguiremos apoyándole para que consiga su sueño y sea, como tantos otros dominicanos, uno de los jóvenes que ayuden a construir este bello país caribeño.
Nuevos Caminos y la Comunidad de San Pablo tienen desde hace años un Proyecto que capacitación, asistencia legal e integración social para los inmigrantes haitianos de la zona de Azua.
Durante el año 2016 210 haitianos se beneficiaron de este proyecto. Contamos con tu colaboración para que jóvenes como Rochener puedan continuar sus estudios y poner en valor todo su potencial.