El papa Francisco ha asumido con valentía un papel de denuncia
Desde que ha puesto el pie en tierras mexicanas, el papa Francisco ha asumido con valentía un papel de denuncia ante un país polarizado por las fracturas sociales que producen la violencia, la corrupción, la impunidad y las desigualdades. Ha encarado al estamento político, recordándoles que “los privilegios se vuelven un terreno fértil para la corrupción, el narcotráfico, la exclusión de las culturas diferentes, la violencia e incluso el tráfico de personas, el secuestro y la muerte, causando sufrimiento y frenando el desarrollo.” El Papa Francisco también ha advertido a los obispos mexicanos que “la Iglesia no necesita príncipes” y les ha pedido cercanía a la realidad que vive el pueblo mexicano, en vez de “dormirse en los laureles”.
Y en una misa multitudinaria en el municipio de Ecatepec, en el norte del Distrito Federal, donde viven millones de personas que dependen de los servicios que puedan ofrecer a la clase privilegiada de la Ciudad de México, demandó un país “donde no haya necesidad de emigrar para soñar, donde no haya necesidad de ser explotado para trabajar, donde no haya necesidad de hacer de la desesperación y la pobreza de muchos el oportunismo de unos pocos”.

El papa Francisco denuncia las desigualdades que impunemente conviven en México. En la foto llegada de inmigrantes a Jardines de San Juan Ajusco, barrio marginal.
Nuevos Caminos lleva trabajando 15 años en el barrio marginal de Jardines de San Juan Ajusco, en las periferias de la Ciudad de México, habitado por familias desplazadas por la violencia, la exclusión social y la pobreza fruto de la desigualdad. Hace diez años pusimos en marcha en Centro Materno Infantil San José en él se atienden cada día a niños y niñas en exclusión. Celebramos estas palabras de denuncia que sacuden las conciencias de quienes consienten, en palabras del papa Francisco, “una sociedad de pocos y para pocos”.
Colabora para que estos niños tengan la oportunidad de una vida mejor.