Los Objetivos del milenio han constituido un compromiso global de todos. A la hora de hacer balance en el año 2015 dedicábamos un artículo especial en nuestra revista.
Estamos a las puertas de celebrar nuestro 35 aniversario y como preparación hemos creído conveniente reflexionar y aprender de nuestra historia; analizar qué hacemos bien y qué debemos mejorar, aceptando los retos y los éxitos obtenidos como estímulo para continuar nuestro trabajo en favor del desarrollo de las personas. Durante este último curso nos hemos puesto en contacto con algunos de vosotros para preguntaros vuestra opinión sobre los proyectos y el funcionamiento de Nuevos Caminos a modo de evaluación. A todos, muchas gracias por participar, por mostrarnos tanto cariño y aportarnos tan buenas ideas. Vuestra opinión nos importa y mucho, pues somos conscientes que no podríamos hacer lo que hacemos sin vuestra colaboración. La labor y los éxitos de Nuevos Caminos son compartidos entre los que aportáis vuestro trabajo, apoyo económico o conocimientos, los que trabajan sobre el terreno y conocen mejor que nadie a su gente, y también entre aquellos que luchan por hacer de su vida y la de los suyos algo mejor. Juntos compartimos la esperanza de la que nos habla Martí Colom en este número. Una esperanza realista en un futuro mejor.
Desde la firme convicción de que el trabajo por el desarrollo es un asunto de justicia, vemos cómo aún tenemos muchos retos por delante.
A parte de comentaros sobre nuestros proyectos e iniciativas, también queremos destacar en esas líneas una noticia importante dentro del campo del desarrollo. Este mes de septiembre se reúnen los países miembros de la ONU y celebran la Cumbre Especial sobre Desarrollo Sostenible en la que se trazan los nuevos objetivos para el año 2030. Ban Ki-Moon -Secretario General de las Naciones Unidas- reconoce en el prólogo del “Informe 2015 de los Objetivos del Milenio” que “a pesar de los notable logros, soy profundamente consciente de que las desigualdades persisten y que el progreso ha sido desigual”.
Aunque no se hayan logrado todos los Objetivos del Milenio no podemos dejar de alegrarnos por los avances en la materia, por todo lo que sí se ha conseguido. Permitidnos hacer una breve mención de lo logrado y los retos globales que aún nos quedan por delante.
Se ha reducido a más de la mitad el número de personas en pobreza extrema en el mundo, pero aun así las cifras son escalofriantes: 836 millones de personas aún no lo han conseguido.
El número de niños que no asiste a la escuela primaria se ha reducido en casi la mitad desde el año 2000, pero no se ha logrado la enseñanza primaria universal que se pretendía. No todos los niños y niñas del mundo se sientan cada día en un pupitre, el 9% no lo consigue, eso significa que en números absolutos 57 millones de niños y niñas no recibirán educación primaria.

Aunque no se hayan logrado todos los Objetivos del Milenio no podemos dejar de alegrarnos por los avances en la materia, por todo lo que sí se ha conseguido.
En cuanto a la igualdad de género y empoderamiento de la mujer la ONU destaca que muchas más niñas asisten a la escuela que hace 15 años, aunque las mujeres aún ganan un 20% menos que los hombres por desarrollar el mismo trabajo y ostentan tasas de desempleo mayores aún con niveles de educación superiores.
Desde 1990 a 2015 la tasa de mortalidad infantil se ha reducido de 90 a 43 muertes por cada 1.000 niños nacidos vivos; aunque el avance es muy positivo no se ha logrado la meta de reducir la mortalidad en dos terceras partes es decir a un 30/1000. Destaca la ONU que la tasa de mortalidad infantil de menores de 5 años es casi dos veces más alta para niños en hogares más pobres, que para los de familias más ricas. Durante este 2015 unos 16.000 niños menores de 5 años morirán cada día, la mayoría por causas prevenibles.
En materia de salud materna se ha reducido en un 45% el número de mujeres que mueren en el parto, a pesar de ello cada día mueren 800 mujeres al dar a luz por falta de atención sanitaria.
Respecto a la erradicación de enfermedades se han reducido un 40% las nuevas infecciones por el VIH y el avance más significativo en este campo es el acceso a la medicación específica para esta enfermedad que ha pasado de 800 mil personas en 2003 a 13,6 millones en 2014, lo que ha evitado 7,6 millones de muertes. El paludismo aún es una asignatura pendiente, se ha reducido la tasa en un 58% pero aún sigue ocasionando muertes que se podrían evitar.
El séptimo objetivo apostaba por garantizar la sostenibilidad del medioambiente: celebramos que hayamos eliminado en un 98% las sustancias que agotan la capa de ozono, aunque se advierte que las emisiones de dióxido de carbono han aumentado más del 50% desde 1990. Otro de los indicadores de este objetivo mide el acceso al agua y el saneamiento ambiental, los datos nos dicen que el 91% de la población tiene acceso a una fuente de agua mejorada, aun así la escasez de agua afecta al 40% de la población mundial. También se ha reducido casi a la mitad el número de personas que defecan al aire libre, sin embargo aún hay 946 millones de personas sin acceso a algún tipo de sanitario.
El último de los objetivos, fomentar una alianza mundial para el desarrollo, es el más polémico por la falta de metas concretas y medibles propuestas. Algunos indicadores apuntan logros como la universalización del acceso a la tecnología –el 95% de la población mundial tiene cobertura móvil y el 43% de la población mundial tiene acceso a internet-; otros indicadores han sido menos afortunados: sólo cinco países han alcanzado la meta de destinar el 0,7% de la renta nacional al desarrollo -Dinamarca, Luxemburgo, Noruega, Suecia y Reino Unido-. España se queda en un 0,17% habiendo reducido su presupuesto en este rubro en un 75% en los últimos cinco años[1].
Aunque los datos hablan por sí mismos permitidnos una rápida reflexión.
En primer lugar quisiéramos destacar el momento histórico que vivimos. En estos últimos 15 años hemos sido testigos y muchos de nosotros hemos participado, de múltiples iniciativas desde la sociedad civil, los gobiernos y el sector privado para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenios suscritos por 147 jefes de estado en el año 2000. Por primera vez se creó una agenda conjunta y pactada con objetivos claros y ambiciosos que apostaban por el desarrollo global.
Hay que mencionar también las dificultades que tiene la ONU para conseguir pactar los nuevos Objetivos para el Desarrollo Sostenible, que tienen como meta el año 2030 y que marcarán la agenda en materia de desarrollo de los próximos quince años. Por una parte hay que hacer frente al problema de la falta de datos fiables para establecer objetivos y así mismo medir los avances en la materia. Más de 70 países del mundo no disponen de datos adecuados para medir la pobreza, así las personas más pobres de estos países siguen siendo invisibles y su realidad no existe a efectos estadísticos. Por otra parte se requiere una firme voluntad política por parte de todos los países firmantes para llegar a la AOD (Ayuda Oficial al Desarrollo) comprometida. Lejos aún del 0,7%, se trata de que las decisiones políticas al respecto se tomen con amplitud de miras. Entendiendo que erradicar la pobreza y convertir el mundo en un lugar más justo para todos revierte de forma positiva en nuestros países y regiones por lejos que estén. En este mundo interconectado no podemos pretender ser ajenos a lo que sucede más allá de nuestras fronteras, por lo que la toma de decisiones en política debería responder, entre otras, a la pregunta ¿cómo contribuye esta iniciativa a la erradicación de la pobreza?
Por último queremos hacer una mención especial a todos aquellos hombres y mujeres que lejos de las agendas políticas sienten el deber de contribuir a que el mundo sea más justo. Quizá no hayan oído nunca hablar de los Objetivos de Desarrollo del Milenio pero su conciencia les dice que son privilegiados por poder ser solidarios, por poder ayudar a quiénes les necesitan transformando pequeñas realidades con sus acciones. Millones de personas que realizan pequeños actos solidarios que podrían parecer una gota de agua y que en realidad conforman un mar entero de solidaridad. Porque en realidad, alcanzar los Objetivos del Milenio es un compromiso global, es decir, un compromiso de todos.
[1] Podéis encontrar el informe completo en: www.un.org/es/millenniumgoals/reports.shtml
Silvia Garriga (Gerente)