A las ocho de la mañana se abrió la puerta de la furgoneta y los voluntarios empezaron a descargar cajas y más cajas. ¡Vaya sorpresa para los niños y niñas! En menos de una hora quedaron instaladas en el patio la carpa, la moqueta verde para el suelo, las mesitas de colores con sus sillitas y varios muebles de madera con muchos juegos pedagógicos.
A las nueve entraron los niños y niñas, que esperaban emocionados, y empezó la biblio-ludoteca para todos: grandes y pequeños, desde maternal hasta pre-escolar 3, iban pasando agrupados por diferentes espacios con juegos didácticos debajo de la carpa y por el salón multiusos donde les esperaba un payaso que les hacía cantar y jugar, siempre acompañados por los voluntarios.
Mientras los niños y niñas lo pasaban en grande, las maestras recibíamos un taller de cuenta-cuentos donde se nos explicaba los cambios de voz y diferentes posturas corporales que ayudan a convertir un cuento en una experiencia sensorial para niños y niñas.
Son numerosos los beneficios de contar cuentos a niños desde temprana edad, tanto en casa como en la escuela.
Es una herramienta estupenda para estimular el desarrollo del lenguaje oral y la imaginación, además de transmitir y enseñar valores de comportamiento y convivencia. También fomenta sentimientos de confianza, seguridad e independencia mientras estrecha lazos afectivos con padres, abuelos o educadores. Todas estas capacidades y valores se hacen imprescindible en la educación infantil, por lo que el cuento debe ocupar un lugar primordial en el día a día de los más pequeños.
Al final todos lo pasamos, como decimos aquí en México, ¡PADRÍSIMO!