Qué duda cabe que en el siglo XXI uno de los retos pendientes sigue siendo la pobreza que afecta a buena parte de la población mundial. Se ha escrito mucho sobre las causas y también sobre las posibles soluciones. Economistas, sociólogos y otros estudiosos han apuntado en varias direcciones, desde la falta de voluntad política internacional al salvajismo del sistema económico capitalista. Los hay que piensan que acabar con la pobreza es imposible, otros estamos convencidos de que se puede erradicar. Sin embargo, a la hora de buscar soluciones nos enfrentamos a un entramado complejo, como una gran madeja en la que es difícil encontrar los cabos.
El Abdul Latif Jameel Poverty Action Lab, conocido como el Poverty Lab (laboratorio de la pobreza), creado por el Massachussets Institute for Technology (MIT), es una institución que destaca por haber organizado una red de profesores de 40 universidades del mundo que coordinan esfuerzos con el objetivo de reducir la pobreza basándose en datos científicos. La tesis viene a ser: si no encontramos grandes soluciones, busquemos pequeñas soluciones. A través de un estudio científico y sistemático, con la metodología de evaluaciones aleatorias, (Randomized Trial Control), analizan, a modo de ensayos clínicos de laboratorio, iniciativas realizadas en grupos de tratamiento y las comparan con grupos de control.
A la hora de buscar soluciones nos enfrentamos a un entramado complejo,
como una gran madeja en la que es difícil encontrar los cabos.
Llama mucho la atención el concepto de “trampas de pobreza” (poverty traps). Se trata de mecanismos que se refuerzan a sí mismos causando que la pobreza persista. Anteriormente en esta revista habíamos reflexionado en torno a los círculos viciosos de la pobreza y de hecho estos estudios tratan de analizar qué comportamientos o actividades causan la perpetuación de los círculos o trampas e impiden al individuo (o incluso al país) salir de la pobreza.
A nosotros nos interesa el reverso de la moneda: ver qué acciones, a menudo pequeñas y quizás sencillas, liberan de estas trampas de pobreza. El Poverty Lab, por ejemplo, analizó la eficiencia de las mosquiteras impregnadas de insecticida para reducir la malaria en África. Se trata de una inversión pequeña que produce un gran impacto. En esta misma línea, ¿qué saltos podemos promover desde nuestros proyectos de desarrollo para romper este círculo vicioso o escapar de estas trampas?
Cumpliéndose 35 años de trabajo de Nuevos Caminos a favor de los más necesitados, estamos orgullosos de los numerosos proyectos que hemos llevado a cabo con resultados óptimos. Vamos a destacar ahora algunas iniciativas actuales que en nuestros proyectos en República Dominicana están ayudando a salir de la trampa de la pobreza.
- Becas de estudios: en la revista anterior mencionamos la historia de Ricardo, un joven de una familia sin recursos, desestructurada y con profundos problemas internos. Este muchacho pudo llegar a la universidad y actualmente estudia la carrera de turismo. Contrario a todo lo que se hubiera imaginado por el entorno en el que creció, ha podido salir de la “trampa” y su vida cambiará definitivamente, como también mejorará la de su familia.
- Saneamiento ambiental: Los efectos del saneamiento en cuanto a salud de la población se refiere son difíciles de medir, ya que se entremezclan distintos factores externos e imprevistos, pero qué duda cabe que el hecho de que cada familia disponga de una letrina o baño en condiciones reduce el gasto en salud de los hogares. Al disminuir las enfermedades, disminuye también el absentismo escolar y en cambio aumenta la productividad laboral. Asimismo, disminuye también exponencialmente el riesgo de enfermedades en su entorno por la reducción de bacterias y parásitos en el medio.
- Microcréditos: en los últimos decenios el mundo de la cooperación ha promovido con fuerza este instrumento para el desarrollo de los pueblos. Sabemos que no se trata de una única solución mágica, pues un país necesita también grandes inversiones públicas y privadas. No obstante, los microcréditos son una solución efectiva para una parte de la población. La formación en el área de negocios y el acceso a crédito por parte de aquellos a quienes un banco no les hubiera abierto sus puertas, es una posibilidad de ampliar capital y productividad, y se trata de una importante mejora real y potencial en la vida de la persona y su familia.
- Grupos de ahorro y consumo: promover el ahorro es un elemento básico. Yesenia Medina forma grupos de 10 mujeres de las que recoge aportaciones mensuales a modo de ahorro, así, al cabo de unos meses y escalonadamente cada una de ellas dispone de un capital importante para necesidades especiales ─dinero que ellas mismas hubieran podido ahorrar, pero indefectiblemente cuando el dinero está a mano surgen gastos y no se ahorra. La falta de capital y de liquidez son constantes entre los sectores más vulnerables, y este sistema es una ayuda al ahorro y la inversión.
- Acceso al agua: En estos dos últimos años hemos finalizado dos proyectos que abastecen de agua a la población. Tener agua en el hogar es un derecho básico, que supone un beneficio múltiple. Es un beneficio para los niños, ya que no tienen que dedicar varias horas al día a caminar largas distancias para buscar agua para el hogar, con el riesgo añadido de tener que cruzar la carretera nacional para llegar al punto de abastecimiento. Los niños tienen tiempo de hacer los deberes, compartir más en familia, y gozar de una mejor salud. También para las mujeres ya que no se lesionan por cargar pesados bidones y tienen más tiempo para dedicar a su trabajo, a su propia formación o al descanso. Una mejora en la higiene y en la alimentación y una reducción del esfuerzo físico, significa una mejora en la salud y por ende reduce los gastos médicos y al mismo tiempo ayuda en la productividad y el rendimiento escolar.
A nosotros nos interesa el reverso de la moneda: ver qué acciones,
a menudo pequeñas y quizás sencillas, liberan de estas “trampas de pobreza”
El debate sobre la pobreza sigue y debe seguir, buscando siempre nuevas y mejores soluciones. Hay que continuar insistiendo a la ciudadanía, a los gobiernos y a los organismos internacionales, así como al mundo empresarial, en su responsabilidad en la lucha contra la pobreza, pero no hay duda que muchas pequeñas iniciativas que prueban ser eficaces, pueden tener también un gran impacto y ayudar a millones de personas a escapar de estas “trampas de pobreza”.
Este artículo se ha publicado en el número 36 de nuestra revista, que puedes consultar completa AQUÍ.