Muchos de los jóvenes, niñas y niños se sienten orgullosos de sus llamas y cuentan a los pobladores vecinos que sus llamas son el resultado de mucho trabajo y sacrificio. La experiencia ha sido muy positiva.

Así nació el proyecto Recicla+

República Dominicana

Aug 11, 2021

Lo que comenzó siendo una experiencia de voluntariado de tres jóvenes, es hoy un proyecto estable de reciclaje, con el que la comunidad de Sabana Yegua está avanzando en su respecto y cuidado del medioambiente.

Marc nos cuenta cómo empezó esta aventura, junto a Marta y Carlota, hace ya más de cinco años.  

Era 13 de julio de 2014 y Carlota embarcó en un avión. Ella aún no lo sabía, pero este viaje iba a cambiar el rumbo de su vida. Unos meses antes aceptó participar en un voluntariado con la asociación de jóvenes Sonríe y Crece en Sabana Yegua, República Dominicana. En él, según le dijeron, darían clases matinales y harían actividades y juegos por la tarde. Pero fue más, mucho más que eso. Aunque empezó con mal pie, y a la semana estaba afectada por la chikungunya, Carlota vivió su experiencia más intensa durante aquel mes y medio al suroeste de la isla. Además de las clases y los juegos con niños, fueron horas y horas de pasear, conocer, hablar, escuchar, descubrir…

Al cabo de un año, la historia se repetía, pero en este caso éramos Marta y yo los que aceptamos emprender este viaje tan especial. Pasear, conocer, hablar, escuchar, descubrir… No sé en cuál de estas fases estábamos cuando nos enamoramos del pueblo, la gente y el proyecto. Fue por eso por lo que decidimos seguir yendo a Sabana Yegua los dos siguientes veranos, cuando coincidimos también con Carlota.

Durante todos estos veranos visitando el pueblo, nos sorprendió ver las carreteras, las calles, los ríos y los canales llenos de plásticos.

También nos impresionó la falta de conciencia ambiental, ya que todas las personas echaban los residuos por las calles sin pensarlo ni un momento; y era normal, por otro lado, ya que en muchos sitios no tenían donde tirarlos. Fue entonces cuando empezamos a idear la forma de propiciar un cambio.

Todas esas ideas se fueron concretando en un trabajo de fin de grado de uno de los miembros del equipo de personas voluntarias, Xavi. Fue así como en el verano de 2016 empezamos un proyecto de recogida selectiva de residuos reciclables en el pueblo. Otra vez sin saberlo, ¡íbamos a dar otro paso que cambiaría nuestras vidas!

El verano siguiente, pocas semanas después de volver de República Dominicana, estábamos en un bar compartiendo anécdotas y coincidimos en que eso de ir un mes y medio cada año nos sabía a poco. Si estar allí 45 días era tan intenso, ¿cómo sería vivir allí un año o más? En un tiempo, lo íbamos a descubrir…

Los años siguientes continuamos nuestras vidas en Europa, acabando nuestros estudios y trabajando, pero siempre con un ojo en Sabana Yegua.

En 2018 fue cuando nos empezamos a reunir semanalmente, Carlota, Marta y yo, para decidir cómo y cuándo íbamos a trabajar en ese proyecto de reciclaje que tanta ilusión nos hacía. Sin tener formación específica en este ámbito, nos fuimos formando poco a poco hasta tener una idea bien definida: el proyecto Recicla+.

Entonces fue, sin duda, cuando empezó la parte más dura del proyecto: buscar fondos. ¿Cómo íbamos a financiar todo aquello para hacer del proyecto una realidad? Para ello nos aliamos con la Asociación Nuevos Caminos y, gracias a su experiencia trabajando en Sabana Yegua desde hace muchos años y nuestra ilusión, nos presentamos a decenas de convocatorias de subvenciones a proyectos de cooperación internacional durante más de un año.

En todas ellas nos fueron descartando en favor de organizaciones más grandes y otras con las que se hacía muy difícil competir. Además, la pandemia de COVID-19 hizo más complicado aun visualizar cuándo íbamos a poder viajar a República Dominicana.

Todo cambió cuando, el 1 de octubre de 2020, recibimos un mail de ALSTOM Foundation que en el móvil se leía solamente el principio: “After a very careful analysis I am pleased to advise you…”. El corazón me iba a 100 y abrí el correo nervioso. ¡Aleluya! ¡Nos habían seleccionado! Me reuní entonces con Marta que también acababa de leer el correo, nos abrazamos y llamamos a Carlota. Ella estaba en un restaurante y le hizo falta que le repitiéramos la noticia cuatro veces y salir del comedor para entender lo que estaba pasando.

Nuestro proyecto, nuestro sueño, se estaba haciendo realidad.

Y, por si fuera poco, a las 2 semanas nos llegó una notificación del Àrea Metropolitana de Barcelona comunicándonos que también nos habían seleccionado en su convocatoria de apoyo a proyectos de cooperación al desarrollo. ¡No nos lo podíamos ni creer! Fueron unas semanas de emociones, llamadas y mucha ilusión. Después de tanto tiempo trabajando, se estaban empezando a materializar aquellas ideas que teníamos desde hacía tanto tiempo.

Ahora llevamos 6 meses en Sabana Yegua y, lo que un día imaginábamos como lejano, ya es una realidad.

Lo que parecía que sería una estancia larga está pasando tremendamente rápido; y el proyecto Recicla+ avanza a este ritmo también. Cada día aquí es intenso pero alegre, largo pero fructífero. La aceptación del proyecto está siendo muy buena en todos los niveles y lo consideramos nuestro mayor logro hasta ahora: la población está participando, hemos firmado un acuerdo de colaboración con las instituciones públicas y los comercios locales y las escuelas están empezando a colaborar.

Viendo cómo está evolucionando el proyecto, somos optimistas y, a un año vista, nuestros objetivos son ambiciosos. Para 2022 queremos haber establecido un modelo de gestión de residuos reciclables y de educación ambiental en Sabana Yegua, involucrando a mucha más gente, más negocios y más escuelas; expandirlo a la comunidad vecina de Proyecto 4; y generar interés para poder replicarlo en otros pueblos.

Es evidente que este éxito no viene sólo de estos meses que llevamos Carlota, Marta y yo en República Dominicana. La relación que hemos tejido con el pueblo y el país desde 2014, ha sido muy importante para tirar adelante. Estamos convencidos de que el “pasear, conocer, hablar, escuchar, descubrir” que comentábamos al principio es el que ha marcado la diferencia y lo seguirá haciendo, en todo el camino que nos queda por recorrer.