Queremos pupitres para todos los estudiantes de Oda.
El trabajo allí no para en verano y, afortunadamente, conforme la escuela mejora, aumenta el interés de los padres porque sus hijos vayan a clase. Seguimos trabajando para que todas las niñas y los niños de Oda tengan sitio en la escuela.
Meskerem va todos los días a clase, se sienta en un ladrillo y apoya la libreta en sus piernas. Se queja de que no le sale bonita la letra. Juntos podemos seguir poniendo pupitres para todos los niños y las niñas que, como Meskerem, no desisten en su afán por aprender.
¡LO HEMOS CONSEGUIDO!
Vuestra solidaridad ha hecho posible que las nuevas aulas de la Escuela de Oda cuenten con los pupitres que necesitaban. ¡Muchas gracias!
Si quieres colaborar con este tipo de proyectos, puedes hacerlo aquí o visitando las campañas activas.
Así empezó todo:
30 pupitres dobles
93€ por pupitre
Necesitamos 2.800€ para amueblar con pupitres un aula. ¡Contamos contigo!
“Hemos conseguido que el gobierno pague nuestros salarios, pero la infraestructura corre por nuestra cuenta. Todos los estudiantes son bienvenidos, aunque no tengamos espacio suficiente.
Algunos prefieren sentarse en el suelo antes que quedarse sin venir a clase, sobre todo las niñas que, si no vienen a la escuela, deben ayudar con el trabajo en casa”, nos explica Urrachu, el director de la escuela.

Juntos podemos llevar a clase a más niños de Oda.
Con 93€ pones un pupitre para dos niños.
¡Contamos contigo!
La realidad de Oda
La escuela de Oda es un ejemplo de cooperación comunitaria y del empeño de los padres en dar a sus hijos acceso a una educación que de otra forma no estaba disponible en ese barrio de Meki. Se coordinaron con el kebele (municipio) para la donación de terrenos para la escuela y negociaron con el gobierno para que pagara los sueldos de los trece maestros. Con la colaboración de todos los vecinos, hace siete años que construyeron cuatro aulas de adobe, que ahora están reacondicionando. Cada una de estas aulas acoge hasta 60 estudiantes, haya o no pupitres para todos los niños y niñas asisten a clase. Hace dos años empezamos a trabajar con el director de la escuela para ayudar a mejorar las condiciones de esta escuela en Etiopía.
El 95% de los recursos que el gobierno destina a la educación se dedican a pagar salarios. Tener materiales e infraestructura digna se deja casi siempre a la suerte de las comunidades.
Con una inflación promedio del 14% mensual, los costes de los materiales aumentan constantemente. La industria para consumo local trabaja de forma muy precaria y muchas veces obliga a recurrir a proveedores en la capital del país, a los que los vecinos de Oda no tienen acceso. Según datos de PHNUD (ONU) sobre Etiopía el PIB anual per capita es de US$ 550, lo que equivale a 1.23€ al día, aún así la realidad de las zonas rurales es muy distinta. En este contexto es muy difícil llevar a cabo un proyecto tan ambicioso como el que se han propuesto de tener una escuela adecuada para todos los niños y niñas de Oda.
A pesar de las duras condiciones a las que se enfrentan, los vecinos de Oda no cesan en su lucha por tener una escuela bien acondicionada donde sus hijos puedan completar su educación básica.
Parte de nuestro trabajo en la zona de Meki es asegurarnos de que las escuelas cuenten con infraestructuras básicas de acceso a fuentes de agua potable y letrinas. Hemos invertido también en mejorar las condiciones sanitarias de la escuela, habilitando las infraestructuras para que los estudiantes y sus familias tengan allí una fuente de agua potable y que las niñas no dejen de ir a clase por tener que buscar agua para sus familias.
En este enlace puedes conocer más sobre nuestro trabajo en Etiopía.